Es un programador, poeta, artista y profesor, afincado en Barcelona y originario Ciudad de México. Su área de investigación es el diseño de interfaces físicas y la creación de softwares multimedia y sus dotes come programador le han convertido en un elemento indispensable en el equipo de muchos artistas, para los que desarrolla aplicaciones específicas.
"¿quién puede pensar en el arte, cuando existe la posibilidad de la felicidad?", se pregunta un escritor contemporáneo. y si, en efecto, el arte ejerce de somnífero o antidepresivo hoy en día, ¿no sería mejor desmontar ese falso refugio para afrontar así nuestra infelicidad cara a cara, e intentar superarla?
1. la transformación de lo subversivo en espectáculo ha dejado al poeta (cuya misión es la subversión del lenguaje) sin sitios a donde escapar. el poeta es hoy una rata en un rincón, temblando bajo la escoba de los poderes espectaculares.
2. el humanismo ya no cabe en un mundo en proceso acelerado de destrucción a manos de los propios humanos. la carga "humana" soportada por la poesía es ya moralmente insostenible.
3. la conexión significativa entre símbolo (palabra) y señal (realidad) se ha roto de manera irremediable, gracias a los abusos lingüísticos de ámbitos como la política, la comunicación a nivel masivo, el entretenimiento, la mercadotecnia y el consumo salvaje y excesivo.
4. ya no es posible "hacer sentido", todos los significados se han vaciado. vivimos en la era de los cascarones huecos. las nociones de "verdad" y "mentira", por ejemplo, han perdido todo su peso específico, ante la generalización de la charlatanería.
5. las máquinas calculadoras en su variante electrónica, las herramientas / medios capitalistas por excelencia, no han sido usadas para liberar al hombre del trabajo, de la mediocridad y la infelicidad, tal como parecían prometer múltiples voces, sino para esclavizarlo aún mas y convertirlo cada vez mas en un ser dependiente, aislado e infeliz. su pervasividad ha extendido esta dependencia como un virus, hasta llevarla a las áreas mas íntimas de la vida.
6. dichas máquinas, sin embargo, pueden todavía ser usadas para liberar al hombre de las cadenas de si mismo. esta parece ser la última frontera, y a la vez el último recurso.
7. mucho de lo que el hombre destruye cuando "crea", puede salvarse si las tareas de creación son confiadas a las máquinas.
8. muy poca energía y espíritu le queda al hombre después de haber creado. tanto en la literatura como en el arte, lo creado tiene sentido solamente cuando es difundido o exhibido públicamente; esto lleva al "creador" a realizar esfuerzos extenuantes y a recurrir a extremos humillantes. la crisis del lenguaje y la sobreabundancia de estímulos convierten a las creaciones publicadas en una mera caricatura de la profundidad buscada, y las condenan a una muerte súbita y miserable, que puede evitarse solamente si el mercado necrófilo las mantiene con respiración artificial.
9. las máquinas poéticas, los algoritmos generadores de poemas, abren la última via posible hacia la liberación: la superación del arte hacia la plenitud de la vida. que las máquinas hagan la poesía, para así nosotros dedicarnos a vivir.
10. la poesía maquinal ya no representa, no expresa, no refleja, no plasma experiencias, no busca enaltecer ni envilecer, no es un vehículo de nada ni de nadie, simplemente es y está allí. las palabras de la poesía maquinal son químicamente puras, ya que provienen del cálculo; de la ejecución de un algoritmo.
11. la poesía maquinal es imperfecta desde varios puntos de vista lingüísticos, y en esa imperfección radica su riqueza. la supresión de la gramática lleva a la supresión de dios, dijo alguien. la poesía maquinal, desarmada y fragmentada, busca ser construída en la mente y el espíritu de cada lector. si el mundo es ya ininteligible, la poesía maquinal es, en un primer momento, un "manual de uso" para re-aprender a leerlo. sin embargo, la poesía maquinal aspira, en un futuro urgente, a ser leída única y exclusivamente por máquinas. liberación también para el lector humano.
12. la poesía maquinal llenará de palabras rotas pero bellas los pocos años que le quedan a la humanidad.
13. ¡y al final, ni siquiera la belleza!