MARTIN HEIDEGGER
Traducción de Elbio Caletti
“El tiempo es lo que cambia .y, se diversifica: la eternidad se mantiene simple”
Meister Eckhart
(357) Desde hace algunos años se ha despertado en la filosofía científica un cierto “impulso metafísico”. El permanecer en la mera teoría del conocimiento parece no ser más suficiente. La perseverancia en problemas de la teoría del conocimiento, surgidos de una fundada y enérgica conciencia de la necesidad y valor de la crítica, no permite que las preguntas últimas, que constituyen la finalidad de la filosofía, alcancen su sentido inmanente. De ahí la a veces oculta y a veces abiertamente manifiesta tendencia a la metafísica. Se deberá interpretar esto como una comprensión más profunda de la filosofía y sus problemas y ver aquí la voluntad de poderío de la filosofía, por supuesto que no de poderío en el sentido de la violencia intelectual de la llamada “concepción del mundo científica-natural”.
En la ciencia y la filosofía moderna la conciencia crítica está demasiado despierta como para que aquella pretenda adueñarse de nuestra cultura con injustificadas y mal fundadas pretensiones de poder; está tan viva que junto al reconocimiento de lo indispensable de una última fundamentación metafísica (la hypothesis platónica), dedica sin embargo siempre una parte principal de su fuerza a la resolución de problemas de la teoría del conocimiento es decir, en un sentido más amplío, a la resolución de problemas lógicos. Pues es cierto que hay un gran número de problemas de naturaleza gnoseológica que aguardan una solución, por fructífera que haya sido la investigación en los últimos decenios precisamente en este campo. Las ciencias de la naturaleza, como las ciencia culturales, se han vuelto problemáticas con respecto a su estructura lógica, y justamente su delimitación rigurosa unas de otras, y la justificación lógica de su independencia, es uno de los resultados principales de esta investigación. A pesar de esto hay, aún suficientes problemas particulares que requieren ser solucionados antes de que pueda ser emprendida la extensa tarea futura de (358) una teoría de la ciencia general. Un problema particular semejante será el objeto de la siguiente investigación. Pueden ser anticipadas algunas indicaciones generales sobre ciencia y teoría de la ciencia, para que la finalidad y el carácter propio de tales investigaciones esté presente en todo momento.
La ciencia es una conexión de conocimientos teóricos fundados y ordenados según principios. Los conocimientos se formulan en juicios; estos juicios son verdaderos, valen, y precisamente tiene valor en un sentido estricto, no el acto de juicio que el investigador particular formula al obtener el conocimiento, sino el sentido del juicio, su contenido. Cada ciencia, concebida en la idea de su perfección, es una conexión en sí subsistente, de sentidos que tienen validez. Las ciencias particulares concretas, como hechos culturales, condicionadas culturalmente no están nunca acabadas, sino siempre en camino, en la búsqueda de la verdad. La forma y modo como se encuentran los conocimientos en las ciencias particulares, es decir el método de la investigación, está determinado por el objeto de la ciencia respectiva, y por los puntos de vista bajo los cuales ésta los considera. Los métodos de investigación de las diferentes ciencias trabajan con ciertos conceptos fundamentales cuya estructura lógica tiene que tener en cuenta la teoría de la ciencia. El planteamiento gnoseológico conduce fuera de las ciencias particulares, al ámbito de los últimos elementos básicos de la lógica, las categorías. Pero en el investigador de las ciencias particulares surge fácilmente la impresión de la obviedad, y por lo tanto la infecundidad, de tales investigaciones gnoseológicas. Pero esto sólo en la medida en que él espera de tales investigaciones algo objetivamente nuevo para su dominio científico particular, Esto ellas no lo pueden hacer (359) porque se mueven en una dimensión enteramente nueva. Por eso le resultan al investigador de las ciencias particulares únicamente significativas cuando él se excede de sus límites como tal, y filosofa.
El poner de relieve los fundamentos lógicos de los métodos de investigación en las ciencias particulares es por lo tanto un asunto de la lógica como doctrina de la ciencia. Pero ésta no puede ser desarrollada en su totalidad en la presente investigación, antes bien se toma una determinada categoría particular (elemento fundamental lógico) -el concepto de tiempo- y se aclara su estructura. A1 final se mostrará que aquí se plantea como problema un concepto central, desde cuya solución se verá claro el carácter total lógico de las ciencias particulares que utilizan este concepto. Ahora se plantea el problema de cual es el camino más seguro que podemos tomar para llegar al reconocimiento do la estructura lógica del concepto de tiempo de la ciencia histórica. Si hablamos de una especial estructura lógica de este concepto de tiempo, queremos decir con esto que su contenido está determinado de modo peculiar por muy determinados elementos categoriales últimos. Se trata de hacer visible esta determinación del concepto de “tiempo en general” como concepto de “tiempo histórico”. Esta determinación estará dada por el hecho de que la ciencia histórica utiliza el concepto de tiempo de acuerdo con sus tareas. La estructura del concepto de tiempo de la historia la podremos por lo tanto reconocer a partir de su fundación en la ciencia histórica. Esta función particular, a su ves, se debe hacer comprensible a partir do la finalidad (Ziel) de la ciencia histórica. Tomamos por consiguiente, para la solución de nuestro problema de la característica lógica del concepto de tiempo en la ciencia histórica, el camino de la finalidad de la ciencia histórica, y a través de la función de allí resultante del concepto de tiempo, llegamos hasta la estructura de este concepto. El problema se puede formular entonces, en pocas palabras, así: ¿Qué estructura tiene que tener el concepto de tiempo en la ciencia histórica para poder entrar en función como concepto de tiempo de acuerdo con la finalidad de esta ciencia? No se supone pues de ningún modo una determinada teoría filosófica de la ciencia histórica, investigándose qué estructura del concepto de tiempo armoniza (360) con ella, sino que partimos de la ciencia histórica como un factum estudiamos la función real del concepto de tiempo en ella, y determinamos de allí su estructura lógica. Cuando lleguemos a la solución de este problema así formulado, entonces debe ser posible, en caso de que hayamos reconocido al concepto de tiempo de la ciencia histórica como uno de sus conceptos centrales, convenir en general sobre la estructura lógica de la historia como ciencia.
La particularidad de la estructura del concepto de tiempo en la ciencia histórica se pondrá de relieve sin duda tanto más nítidamente cuanto más se pueda destacar de una estructura de tiempo conformada de otra manera. Para hacer posible esto, antes del cumplimiento de nuestra tarea propia, debemos encargarnos de examinar una breve característica del concepto de tiempo en la ciencia de la naturaleza, más precisamente en la física. Formulamos entonces el problema referente al concepto de tiempo de la física también de la misma manera en que lo hicimos con respecto al concepto del tiempo de la ciencia histórica y preguntamos: ¿Qué estructura tiene que tener el concepto de tiempo de la física para poder entrar en función como concepto de tiempo de acuerdo con la finalidad de la física?
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