lunes, 4 de marzo de 2013

Sandino Bucio, Vórtice de palabras -Por Carlos Barraza-


Escritor, poeta y cineasta. Lo conocí hace ya más de dos años en eventos de poesía y desde entonces escuché la textura y armonía de su palabra. 
Recuerdo que en el movimiento ahora (al parecer) extinto #YoSoy132 elevó su palabra para tocar a miles de jóvenes y adultos que presenciaban su performance, fue entonces que, desde ese momento, se convirtió en voz del movimiento y lo apoyó fervorosamente hasta formar parte del campamento debajo del monumento a la revolución.
No continuaré con Sandino Bucio y su labor social, lo que me atañe en esta entrada es la poesía, su palabra, su argumento, su textura y la belleza misma.
Y es así que esta entrada va para mi buen hermano Sandino.
Atentos y atentas a Sandino Bucio que a sus 22 años se sigue encarrerando para construír destruyendo.

Las bestias y las flores

Convoco a todo
los soñadores de gabardina gris,
a los que enredan galaxias
                en sus bolsillos 
a los que devoran mundos                
con la mirada
los suicidas en la rutina, 
los que mueren día a día 
en incendios prematuros.

Es tiempo del cambio, 
es tiempo de enlazar nuestras 
brújulas en una misma flecha
es tiempo de avivar nuestras 
pasiones con la vida por bandera
es tiempo de congregarnos 
                e iniciar la explosión
es tiempo de pesadillas
                      de mariposa

ya no seremos la misma coalición 
                        de entes carroñeros
los mismos seres
que se arrodillan y escabullen
la misma esponja hambrienta
de muerte y posesión

somos la comunidad 
de las bestias y las flores
somos el cincel que romperá
            los espejos
somos el fantasma que hará 
de tu sillón un alfiler

somos el vértigo que jala
hacia adelante
hacia el futuro
de todos los porqués
hacia el paso que cambiará 
             las páginas
somos el electroshock que hace
vibrar todas las médulas

somos las larvas bajo la lengua
somos el susurro sutil que 
convica a despertar

somos la semilla ramificada
           al infinito
somos el polen
la conciencia, la plaga
que esparce el amor
en todas las laspidas
somos perfume y enjambre
somos mil revoluciones
en un solo grito

nuestras manos se llenarán
de yagas
nuestras alas acumularán
más de mil tormentas
pero hay que luchas con 
las esperanza en los nudillos
que sí se puede 
           un mundo diferente.
          

Libélulas de plata

En el abismo de tus ojos
de petróleo, 
peces linterna devoran 
las cenizas de un clavel, 
una huelga de flores ansiosas 
goplea tu puerta
mientras el polvo cubre 
las grietas de tus labios.

Cientos de noches
se han suicidado al alba,
los ciegos siguen tanteando
el arco iris,
relojes de arena giran
en el mar de la eternidad
y tú, sigues buscando caricias
en las nubes.

Así, así es como se coagula
un corazón.
           Mi cabeza degollada
surca el espacio 
esperando que 
tu silueta ilumine mis pupilas 
que lances un destello de filos
que cercene mi carne
y haga vibrar a mi cansado
esqueleto,
pero tú, sigues manchando 
con sombras la pared.

¿Por qué hay un plato
hambriento en el banquete? 
¿Por qué nuestras ramas temen
saborear la corteza ajena?
¿Por qué estamos cabalgando 
orugas muertas?
¿Por qué seguimos atrapados 
entre muros de talco?            

Por ello la bestia se engalana 
para arrancarte la mano, 
invitarte a remojar los labios
en la penumbra 
a olvidar los vértigos
de las cúspides perfumadas, 
quitarle sensualmente
la gabardina a los sueños
y balacearnos desnudos 
en el trapecio del deseo.

Ven conmigo bailarina
rompe tus escuadras
vamos a besarnos
                          bajo esta lluvia
de libélulas de plata.


  

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