Este texto es parte de una de las tantas cartas que según lo dice su libro, Giovanni Papini tradujo y publicó en "Gog", me pareció muy cierta e interesante y bien si pueden hechenle una leida a todo el libro estaría mucho mejor.
Leipzig, 15 septiembre.
Visitando hoy una exposición de la imprenta me he dado cuenta que toda la civilización --al menos en sus elementos más delicados y esenciales-- se halla unida a la materia más frágil que existe: el papel.
Pienso que todo el credito del mundo consisten en millones de billetes de Banco, de letras y talones que no son más que trocitos de papel. Pienso que toda la propiedad industrial de los continentes consiste en millones de acciones, certificados y obligaciones: trocitos de papel. Los despachos de los notarios y de los abogados están atestados de documentos y de contratos de los que depende la vida de millones y millones de hombres, y no son nada más que papeles ligeramente emborronados. Los registros de las poblaciones, los archivos de los ministerios y de los Estados: fajos de papeles amarillentos. Las bibliotecas públicas y privadas: montones de papel impreso.
En las oficinas públicas, en los ejércitos, en las escuelas, en las academias, en los parlamentos, todo marcha adelante a fuerza de trocitos de papel: circulares, bonos, recibos, votos, borradores, cartas, informes: papel escrito a mano, papel escrito a máquina, papel impreso. Tanto los periódicos comko los waterclosets consumen cada año toneladas de papel.
La materia prima de la vida moderna no es el hierro, ni el petróleo, ni el carbón, ni el caucho: es el papel. Cada día caen bosques enteros bajo el hacha para proporcionar una cantidad enorme de una substancia que no tiene la duración ni la dureza de la madera. Si las fábricas de papel se cerrasen, la civilización quedaría paralizada.
Antiguamente, las monedas eran todas de metal; los documentos se extendían en pergamino o se grababan en el marmol y en el bronce, y los libros de los asirios y de los babilonios estaban escritos en ladrillos. Ahora, nada resistente ni duradero: un poco de pasta de madera, y de cola, substancias deteriorables y combustibles a las que se confían los bienes y los derechos de los hombres, los tesoros de la ciencia y del arte. La humedad, el fuego, la polilla, las termitas, los topos, pueden deshacer y destruir esa masa inmensa de papel en la que reposa lo que hay de más caro en el mundo.
¿Simbolo de una civilización que sabe será efímera, o de incurable imbecilidad?.
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Pienso que todo el credito del mundo consisten en millones de billetes de Banco, de letras y talones que no son más que trocitos de papel. Pienso que toda la propiedad industrial de los continentes consiste en millones de acciones, certificados y obligaciones: trocitos de papel. Los despachos de los notarios y de los abogados están atestados de documentos y de contratos de los que depende la vida de millones y millones de hombres, y no son nada más que papeles ligeramente emborronados. Los registros de las poblaciones, los archivos de los ministerios y de los Estados: fajos de papeles amarillentos. Las bibliotecas públicas y privadas: montones de papel impreso.
En las oficinas públicas, en los ejércitos, en las escuelas, en las academias, en los parlamentos, todo marcha adelante a fuerza de trocitos de papel: circulares, bonos, recibos, votos, borradores, cartas, informes: papel escrito a mano, papel escrito a máquina, papel impreso. Tanto los periódicos comko los waterclosets consumen cada año toneladas de papel.
La materia prima de la vida moderna no es el hierro, ni el petróleo, ni el carbón, ni el caucho: es el papel. Cada día caen bosques enteros bajo el hacha para proporcionar una cantidad enorme de una substancia que no tiene la duración ni la dureza de la madera. Si las fábricas de papel se cerrasen, la civilización quedaría paralizada.
Antiguamente, las monedas eran todas de metal; los documentos se extendían en pergamino o se grababan en el marmol y en el bronce, y los libros de los asirios y de los babilonios estaban escritos en ladrillos. Ahora, nada resistente ni duradero: un poco de pasta de madera, y de cola, substancias deteriorables y combustibles a las que se confían los bienes y los derechos de los hombres, los tesoros de la ciencia y del arte. La humedad, el fuego, la polilla, las termitas, los topos, pueden deshacer y destruir esa masa inmensa de papel en la que reposa lo que hay de más caro en el mundo.
¿Simbolo de una civilización que sabe será efímera, o de incurable imbecilidad?.
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